En ocasión del centenario de la canonización de San Juan Eudes, San Juan María Vianney y Santa Teresa del Niño Jesús, el Papa León XIV ha dirigido un emotivo mensaje a los obispos de Francia, en el que subraya la vigencia espiritual de estas tres figuras como testigos del amor de Cristo y motores de renovación para la Iglesia actual.
Santos para un nuevo ardor misionero
“Amaron sin reserva a Jesús de manera simple, fuerte y auténtica”, afirmó el Papa al referirse a los tres santos canonizados en 1925 por Pío XI. En su mensaje, León XIV animó a los pastores franceses a celebrar este centenario no como una mirada nostálgica al pasado, sino como una oportunidad para despertar “un nuevo impulso misionero” en el presente.
“Dios puede renovar hoy las maravillas del pasado”, escribió, recordando que estos santos nacieron de comunidades vivas, profundamente marcadas por la fe, y que el legado cristiano de Francia sigue presente, tanto en su cultura como en muchos corazones.
Tres testigos, un mismo corazón
El Santo Padre destacó el papel central del amor al Corazón de Jesús en la espiritualidad de los tres santos. Juan Eudes fue pionero en promover el culto litúrgico al Corazón de Jesús y de María; el Cura de Ars veía en el sacerdocio “el amor del Corazón de Jesús”; y Santa Teresita enseñó con ternura el camino de la confianza total en Cristo.
Citó además la encíclica póstuma de Francisco, Dilexit nos, en la que se dice que “solo su amor hará posible una humanidad nueva”, aludiendo al amor que brota del costado traspasado de Cristo.
Una invitación a la esperanza y a la acción
El Papa León XIV no solo propuso redescubrir el testimonio de los santos, sino que llamó a la acción concreta: animar las vocaciones sacerdotales, fortalecer el compromiso pastoral y testimoniar con alegría el Evangelio en una sociedad marcada por “el indiferentismo, el materialismo y el individualismo”.
También expresó su gratitud a los sacerdotes de Francia “por su compromiso valiente y perseverante”, y confió en que muchos jóvenes puedan encontrar inspiración en estos modelos de santidad para decir sí al llamado de Dios.
Una bendición para Francia
Al concluir su mensaje, el Papa encomendó al pueblo francés a la intercesión de los tres santos y a la protección de Nuestra Señora de la Asunción, Patrona del país. Les impartió su Bendición Apostólica, deseando que esta celebración sea ocasión de gracia y de renovado fervor espiritual para toda la nación.
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