Esta mañana, el Santo Padre León XIV recibió en audiencia a los participantes de la Asamblea General de las Pontificias Obras Misionales (POM), reunidos en Roma con representantes provenientes de más de 120 países. En su discurso, el Papa agradeció el servicio de las POM a la misión evangelizadora de la Iglesia, recordando su propia experiencia pastoral en el Perú.
“Las Obras Misionales Pontificias son el medio primario para despertar la responsabilidad misionera entre todos los bautizados”, subrayó, citando el decreto Ad Gentes. Resaltó el trabajo concreto que realizan, como el apoyo a programas pastorales y catequéticos, construcción de iglesias, y formación de vocaciones sacerdotales y religiosas, así como la protección de la infancia en los territorios de misión.
El Papa recordó que, en un mundo herido por guerras, violencia e injusticia, es urgente llevar el mensaje del amor de Dios y la fuerza reconciliadora de la gracia de Cristo. “La Iglesia está llamada a ser una Iglesia misionera que abre los brazos al mundo”, expresó, evocando su homilía en la misa de inicio de pontificado, el pasado 18 de mayo.
Animó a los directores nacionales a visitar diócesis, parroquias y comunidades locales para “ayudar a los fieles a reconocer la importancia fundamental de las misiones y del apoyo a las Iglesias jóvenes”. En este sentido, destacó la importancia del Domingo Mundial de las Misiones, celebrado cada octubre, como una ocasión clave para despertar el fervor misionero.
El Papa León XIV se detuvo también en dos elementos clave de la identidad de las POM: la comunión y la universalidad. Recordó que la visión de la Iglesia como comunión de creyentes está animada por el Espíritu Santo, y tiene su fuente en la Trinidad. “En Cristo somos uno, una familia de Dios más allá de la diversidad de lenguas, culturas y experiencias”, dijo, citando su lema episcopal y papal: In Illo uno unum.
Esa comunión, explicó, se abre naturalmente a la dimensión universal de la misión, que lleva a compartir la riqueza del conocimiento de Cristo con todos los pueblos. Esta identidad debe guiar también el proceso de renovación de los estatutos de las POM, actualmente en curso.
Finalmente, el Papa concluyó alentando a los presentes a ser “misioneros de esperanza entre todos los pueblos”, lema de la Jornada Mundial de las Misiones de este año. Encomendó su labor a la intercesión de María, Madre de la Iglesia, e impartió su Bendición Apostólica como prenda de gozo y paz duraderos.
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