En este día radiante de Pascua, la luz de la resurrección ilumina nuestros corazones y renueva nuestra esperanza. La Iglesia Católica se llena de júbilo al proclamar la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado. En la Vigilia Pascual, hemos encendido el Cirio Pascual, símbolo elocuente de la luz que brilla en las tinieblas y nunca se apaga.
Esta luz nos guía en nuestro camino, iluminando cada rincón oscuro del alma y revelando el verdadero sentido de la vida. En la resurrección de Cristo, encontramos la promesa de la vida eterna y la esperanza de que incluso el dolor y el sufrimiento temporal serán transformados por el poder de Dios.
Hoy celebramos con alegría desbordante, pues el sepulcro está vacío y la paz que tanto anhelamos ha regresado. Somos liberados y rescatados por el amor infinito de nuestro Señor. Es tiempo de dar testimonio de este don inestimable con una vida cristiana auténtica y coherente.
Que este día de fiesta nos llene de gozo y nos inspire a vivir en comunión con Cristo resucitado. ¡Feliz Pascua de Resurrección, aleluya! Que la luz de Cristo brille en nuestros corazones hoy y siempre.
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