16 mayo, 2025

Este martes por la mañana, a las 9:00 horas, se celebró la duodécima y última Congregación General de los cardenales en el Vaticano, en vísperas del inicio del cónclave que elegirá al próximo Papa. La sesión comenzó, como es tradición, con una oración común y contó con la participación de 173 cardenales, de los cuales 130 son electores. Durante la jornada se realizaron 26 intervenciones.

Uno de los temas centrales fue la continuidad de las reformas impulsadas por el Papa Francisco, entre ellas la lucha contra los abusos, la transparencia económica, la reestructuración de la Curia, el impulso sinodal, el compromiso por la paz y la ecología integral. Estas tareas fueron descritas como responsabilidad compartida y urgente para la Iglesia.

También se discutió el perfil deseado para el nuevo pontífice: un pastor cercano, maestro de humanidad, que represente a una Iglesia samaritana, capaz de ofrecer misericordia y esperanza en un mundo marcado por la guerra, la polarización y el sufrimiento. Varios cardenales abordaron además temas canónicos relacionados con el poder del Papa, así como las divisiones internas dentro de la Iglesia y la sociedad. Se subrayó la importancia de que el futuro Papa afiance la unidad y fortalezca el rol del Colegio Cardenalicio, especialmente durante los Consistorios.

Se destacó la relación entre la Jornada Mundial de los Pobres y la solemnidad de Cristo Rey, subrayando que el rostro de Cristo está presente en los más necesitados, y que la verdadera realeza evangélica se manifiesta en el servicio. También se enfatizó la necesidad de una mayor formación cristiana, la misión permanente y se recordó a los mártires de la fe, especialmente en zonas donde los cristianos son perseguidos. El cambio climático fue mencionado como desafío pastoral y global.

Otros puntos de reflexión fueron la fecha común para la celebración de la Pascua, el Concilio de Nicea y el diálogo ecuménico. La congregación concluyó con una declaración oficial, en la que los cardenales hicieron un llamado a las partes implicadas en conflictos internacionales para que se establezca un cese al fuego permanente y se abra camino a negociaciones de paz justas y sostenibles, basadas en la dignidad humana y el bien común.

Durante esta última sesión también se anuló el Anillo del Pescador y el Sello de plomo, como marca la tradición al cierre del pontificado, y se definieron disposiciones prácticas para los cardenales durante el cónclave. El encuentro concluyó a las 12:30 horas. No se prevén más congregaciones generales.

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