San Charbel fue un presbítero de la Orden de los Maronitas Libaneses que, por amor a la soledad y para alcanzar la más alta perfección, dejó el cenobio de Annaya, en el Líbano, y se retiró al desierto, en el que sirvió a Dios día y noche, viviendo con gran austeridad, ayunando y orando. Perteneció al rito maronita, y es el primer santo oriental canonizado desde el siglo XIII.
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