Regenerado por el Bautismo y habiendo recibido la corona real de manos del Papa Silvestre II, veló por la propagación de la fe de Cristo entre los húngaros y puso en orden la Iglesia en su reino, dotándola de bienes y monasterios. Justo y pacífico en el gobierno de sus súbditos, murió en Alba Real, en Hungría, el día de la Asunción. San Esteban cumplió con sus obligaciones en la Tierra, pero poniendo siempre antes que todo a Dios y sus obligaciones como cristiano.
Agregar comentario