26 julio, 2024

Este Obispo estuvo dispuesto a dar su vida por amor a Cristo y a la Iglesia. En una carta suya cuenta los espantosos sufrimientos que tuvo que padecer por permanecer fiel a su fe, y expresa gran deseo de poder morir sufriendo por el Reino de Dios, pues, por defender la fe del Concilio de Nicea, fue desterrado por el emperador Constancio a Escitópolis y, posteriormente, a Capadocia y a la Tebaida. Vuelto a su sede después de ocho años, trabajó con empeño y valentía para restablecer la fe contra los arrianos. Murió en el año 371.

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Mariel

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