26 julio, 2024

San Lorenzo deseó ardientemente acompañar al Papa Sixto II en su martirio. Según cuenta San León Magno, recibió del tirano la orden de entregar los tesoros de la Iglesia, y él, gastando todo el dinero antes en caridad, le presentó a los pobres, diciendo que eran ellos el mayor tesoro de la Iglesia. Por la fe de Cristo, tres días más tarde superó el tormento del fuego, y el instrumento de tortura se convirtió en distintivo de su martirio.

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