Justa y Rufina eran dos hermanas que vivían en Hispalis, la actual Sevilla, dedicadas al oficio de alfareras. Fueron arrestadas por ordenes del emperador Diogeniano. Soportaron crueles suplicios, prisión, inanición y otras torturas. Justa murió en prisión, mientras que Rufina, por haber confesado su fe en el Señor, murió degollada.
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