19 enero, 2025

Es la compañera inseparable de Santa Teresa de Jesús en los últimos años. Ella la escogió como amiga, confidente, secretaria y enfermera. Sus brazos sostuvieron en Alba de Tormes el último aliento de la vida de la Santa abulense. Es un testigo excepcional de su vida.


Conocemos muy bien la vida de esta beata, a través de su propia autobiografía. En ella nos dice que nació en Almendral de la Cañada (Toledo) el 1 de octubre  de 1550. Según ella misma dice, sus padres eran labradores, pero bien acomodados, poseían viñedos, trigales y ganado y en su casa había criados, sin embargo era casi analfabeta, no sabía escribir y solo leer un poco de romance, pues a su casa iba un sacerdote a enseñar a los chicos a leer y escribir, pero a las chicas solo les enseñaba el Catecismo.

Era la quinta de siete hermanos. Cuando tiene 9 años fallece su madre y al año siguiente también muere su padre, probablemente a causa de la peste que azotó a los españoles allá por 1558-1559. Entonces los hermanos mayores se hacen cargo de los pequeños.

Cuando tiene 21 años, los hermanos mayores quieren casarla, pero ella ya tenía decidido ser carmelita, desde día que había ido a visitar el convento de San José de Ávila. Sus hermanos se oponen con violencia a esta decisión, pero luego se avienen a razones y el hermano mayor la acompaña al convento.

Como es analfabeta no la pueden admitir como religiosa “de Coro”, ya que no podía leer el Oficio Divino y la reciben como “fraila” (lega), encomendándole los oficios más duros: limpieza, cocina, portería. Ella lo realiza todo con humildad y sumisión; pero viendo Santa Teresa su valía, decide nombrarla enfermera, incluso secretaria, a pesar de su analfabetismo, que ella se esfuerza en subsanar aprendiendo a leer y escribir.

Ingresó en San José el 2 de diciembre de 1570 y recibe el hábito y el velo blanco (como lega. El 15 de agosto de 1572 hizo la profesión. El 4 de octubre de 1582 muere en sus brazos la Madre Teresa, en Alba de Tormes y desde entonces ella se esfuerza en mantener vivo su legad espiritual. Como había acompañado a Sta. Teresa en sus últimas fundaciones, cuando desde Francia piden carmelitas para fundar un Carmelo en ese país en 1604, ella va con un grupo de hermanas a fundar un Carmelo en Pontoise, del que es elegida priora. Cumplido su mandato, en 1608 va a fundar otro Carmelo en Tours y en 1612, la soberana de los Países Bajos, Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II, la reclama para fundar otro Carmelo en Amberes.

Es tal el prestigio que va adquiriendo, que hasta la reina y los miembros de la nobleza le piden consejo. Va teniendo ya fama de santa. Lleva una intensa vida espiritual. Había tenido muchas visiones y éxtasis y se le había aparecido el Señor varias veces. Cuando Guillermo de Nassau decide atacar Amberes, ella junto con sus monjas, pasan la noche en el coro haciendo oración y evitan el ataque. El obispo de Amberes la proclama “libertadora” y en San Pedro fue invocada como “defensora de la paz”. Estando en Amberes recibe la feliz noticia de la beatificación de Santa Teresa.

Fallece en Amberes el 7 de junio de 1626 a los 76 años. Es beatificada por Benedicto XV el 6 de mayo de 1917.

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