Al concluir la Celebración Eucarística por el inicio oficial de su ministerio como Obispo de Roma, el Papa León XIV se asomó a la Logia central de la Basílica de San Juan de Letrán, catedral de la diócesis romana, para dirigir un breve pero significativo mensaje a los fieles presentes en la plaza.
«¡La paz sea con ustedes!», comenzó el Pontífice, saludando con calidez a la comunidad romana reunida en este evento solemne.
El Papa expresó su alegría por estar entre el pueblo de Roma, destacando la importancia del momento vivido: su instalación litúrgica como nuevo obispo de la ciudad.
«Me hace muy feliz estar aquí con ustedes esta noche, en este acto litúrgico», afirmó, agradeciendo la participación y cercanía de todos.
En el contexto del Año del Jubileo, León XIV hizo un llamado a los cristianos a vivir la fe como una búsqueda activa de esperanza, no solo como una experiencia interior, sino como testigos visibles ante un mundo herido.
«Un mundo que sufre tanto dolor por las guerras, la violencia, la pobreza», lamentó. «Pero a nosotros, los cristianos, el Señor nos pide ser siempre testimonio vivo».
En un tono profundamente pastoral, el Papa recordó que Cristo está presente en nuestras vidas, y que su presencia no es abstracta:
«Sentir en nuestro corazón que Jesucristo está presente y saber que Él nos acompaña siempre en nuestro camino».
El mensaje concluyó con un gesto de cercanía y sencillez que marcó el tono de su pontificado:
«¡Gracias por caminar juntos! Caminemos todos juntos. Cuenten siempre conmigo, que con ustedes soy cristiano y para ustedes, obispo. ¡Gracias a todos!»
El mensaje, breve pero lleno de significado, marcó un nuevo paso en el pontificado de León XIV, que sigue mostrando su deseo de una Iglesia cercana, sinodal y profundamente comprometida con el sufrimiento del mundo.
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