El Papa León XIV recibió el 24 de mayo a los empleados de la Curia Romana, de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano y del Vicariato de Roma, en una audiencia especial en el Aula Pablo VI. Ante unas 5 mil personas, entre trabajadores, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos junto a sus familias, el Pontífice fue acogido con un cálido y prolongado aplauso.
“Una ocasión para dar las gracias”, definió el Santo Padre este encuentro, que consideró como un gesto de continuidad y gratitud:
“Este servicio que yo, por así decirlo, ‘heredo’ de mis Predecesores”.
Recordó su llegada al Vaticano hace apenas dos años, cuando el Papa Francisco lo nombró Prefecto del Dicasterio para los Obispos. “Entonces dejé la Diócesis de Chiclayo, Perú, y vine a trabajar aquí. ¡Qué cambio!”, expresó con cercanía. Y citando a san Pedro, añadió:
“Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo” (Jn 21,17).
La Curia: guardiana de la memoria y servidora de la misión
El Papa subrayó que “los Papas pasan, la Curia permanece”, recordando que su labor es custodiar la memoria histórica de la Iglesia:
“La memoria es un elemento esencial en un organismo vivo. No sólo se dirige al pasado, sino que nutre el presente y orienta el futuro. Sin memoria, el camino se pierde”.
En ese contexto, señaló que trabajar en la Curia significa contribuir a que el ministerio del Papa se desarrolle del mejor modo posible, y que esta responsabilidad es compartida también por quienes sirven en los distintos organismos del Vaticano.
Una Iglesia en salida: de Perú al Vaticano
León XIV compartió su experiencia como misionero en Perú, agradeciendo profundamente ese tiempo de servicio evangelizador. A la vez, vinculó ese pasado con su actual misión en Roma, afirmando que el servicio en la Curia es también una forma de misión:
“Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes, el diálogo, siempre abierta a acoger”.
Evocó las reformas impulsadas por sus predecesores, en especial las realizadas por Francisco a través de Evangelii Gaudium y Praedicate Evangelium, las cuales fortalecen la dimensión evangelizadora y sinodal de la Curia.
Unidad cotidiana, con humildad y buen humor
El Santo Padre invitó a los presentes a ser promotores de comunión en sus entornos de trabajo:
“Cada uno puede ser constructor de unidad con sus actitudes hacia sus colegas, superando los inevitables malentendidos con paciencia y humildad […] y también con una buena dosis de humor, como nos ha enseñado el Papa Francisco”.
Finalmente, León XIV encomendó a todos a la intercesión de la Virgen María, recordando especialmente a los niños, ancianos y enfermos:
“Que bendiga a la Curia Romana y a la Ciudad del Vaticano, y también a sus familias”.
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