19 abril, 2024

Hoy, 23 de diciembre, celebramos a San Juan Cancio, célebre sacerdote y teólogo del siglo XV, considerado patrono de Polonia -su país natal- y de Lituania. Llevó una vida ejemplar, destacándose por su sencillez, buen sentido del humor, vida austera y generosidad.

Jan Kanty -su nombre de pila- nació el 23 de junio de 1397, en el pueblo de Kety, Reino de Polonia. Estudió en la Universidad de Cracovia, donde se doctoró en teología. Fue ordenado sacerdote muy joven y luego nombrado profesor de Sagrada Escritura en su casa de estudios.

Enemigo de la maledicencia, amigo del perdón

Fue un eximio predicador. Cuando predicaba sobre el pecado, las lágrimas solían caer por sus mejillas al recordar la ingratitud humana frente a Dios, que siempre nos perdona. Muchos, al verlo llorar por semejante causa, quedaban conmovidos y rectificaban sus vidas.

A sus alumnos les daba este consejo: “Cuídense de ofender, que después es difícil hacer olvidar la ofensa. Eviten murmurar, porque después resulta muy difícil devolver la fama que se ha quitado”.

Maestro modelo de desprendimiento y rigor académico

Cientos de sacerdotes fueron formados espiritualmente por Cancio, y entre sus coetáneos se hizo fama de generoso y desprendido en todo. La gente lo llamaba “El Padre de los Pobres” por sus obras de caridad. Tenía la costumbre de repartir su salario de maestro entre los más necesitados, quedándose con poco menos de lo indispensable.

Un dato curioso sobre su vida académica tiene que ver con sus aportes al desarrollo de la denominada “teoría del ímpetu”, elaborada originalmente por Jean Buridan con el propósito de explicar el movimiento de los cuerpos celestes. Dicha contribución pone a San Juan Cancio en la lista de quienes influyeron -a partir de la teoría mencionada- en la elaboración de la moderna teoría de la inercia (Galileo, Newton) y, por lo tanto, ha quedado reservado un lugar para su nombre en la historia de la Física.

Un santo es siempre un amigo intercesor

Murió la noche del 24 de diciembre de 1473, durante la celebración de la misa. Poco después, alguna gente empezó a visitar su tumba para llevar flores y pedir su intercesión; y empezó a difundirse la noticia de que Dios concedía muchas gracias y milagros a través suyo. Fueron tantos los testimonios de los favores concedidos, a tan gran número de personas, que se determinó abrir su causa de beatificación.

Fue beatificado en 1676 por el Papa Clemente X, y proclamado Patrono de Polonia y Lituania en 1737. Años más tarde, el 16 de julio de 1767, fue canonizado por el Papa Clemente XIII. Aunque murió en Nochebuena, se dispuso que su fiesta pase al día 23 de diciembre para evitar la superposición

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